Автор работы: Пользователь скрыл имя, 29 Октября 2009 в 17:10, Не определен
Контрольная работа на испанском языке
España está situada en el hemisferio Norte de la Tierra, se halla en el sudoeste de Europa y muy cerca de África, de la cual sólo la separa el estrecho de Gibraltar.
Las tierras de España ocupan cinco sextas partes de la península Ibérica y, además, las islas Baleares y las islas Canarias, así como las ciudades de Ceuta y Melilla, en el norte de África. En total España tiene una extensión territorial de 504781 km2, de los que 492463 km2 están en la Península. Esquemáticamente la Península Ibérica tiene la forma que asemeja una piel de toro extendida.
Al Norte España limita con el mar Cantábrico y Francia. Los montes Pirineos sirven de frontera natural entre los dos países. Al Sur España limita con el océano Atlántico, con el mar Mediterráneo y con el estrecho de Gibraltar, que pone en comunicación ambos mares. Al Este limita con el mar Mediterráneo y al Oeste limita con el océano Atlántico y Portugal. El archipiélago Balear está en el mar Mediterráneo, y el archipiélago Canario está en el océano Atlántico.
España es el puente entre dos continentes – Europa y África y la barrera entre dos mares – el mar Mediterráneo y el océano Atlántico.
Para el mejor estudio de la geografía del país podemos dividir todo el territorio español en seis partes: la Meseta, la zona Mediterránea, la zona Atlántica, la Depresión del Ebro, la Depresión del Guadalquivir y las islas Canarias.
La Meseta está situada en el centro de la Península Ibérica. Se halla rodeada de montañas excepto por el oeste, donde España limita con Portugal.
Tiene una gran extensión, unos 211000 km2, es decir, casi un tercio de la Península, y está ligeramente inclinada hacia el oeste. Tiene una altura superior a los 600 m sobre el nivel del mar.
Esta zona es llana, con importantes excepciones. El Sistema Central divide la Meseta en dos partes: la Meseta Norte y la Meseta Sur. En la Meseta Norte en la Cordillera de Gredos se encuentra la máxima altura de la región, el pico de Almanzor, que tiene 2592 m.
La Meseta recibe escasas lluvias, que se producen principalmente en primavera y otoño. En invierno las temperaturas son bajas (50C) y en verano altas (200).1
La Meseta está recorrida por tres grandes ríos: el Duero, el Tajo y el Guadiana. Aunque en su desembocadura en el Atlántico son ríos bastante anchos, en buena parte de su recorrido por la Meseta corren encajonados porque atraviesan zonas poco lluviosas. Solamente en primavera y otoño aumenta la cantidad de agua que llevan.
El tipo de árboles predominante en esta zona es la encina, de hoja perenne, resistente al calor y a la sequía; en las zonas de mayor humedad aparece también el alcornoque.
Debido a la explotación forestal y ganadera y al sistema de cultivos, el hombre ha destruido el bosque y ha transformado el paisaje, dando lugar a la aparición del matorral.
El tipo de cultivo más adecuado en la Meseta Norte son los cereales y la remolacha azucarera. En la Meseta Sur la viña ocupa grandes extensiones, por ejemplo en La Mancha. Se dan también los cereales, el olivar, y las patatas, hortalizas y frutales.
El hombre también utiliza los recursos forestales. Ha poblado parte del antiguo bosque con pinos, que crecen rápidamente, y de los que obtiene pasta para papel y resina.
En la Meseta, desde hace siglos, el ganado más abundante ha sido el ovino.
LA ZONA MEDITERRÁNEA
La zona mediterránea recibe el nombre del mar que baña sus costas. También se incluye en esta zona el archipiélago Balear.
El relieve de esta zona no es homogéneo, van alternándose las llanuras con las sierras y macizos. Los sistemas montañosos más importantes son: el Sistema Catalán, la parte más próxima al litoral del Sistema Ibérico y los Sistemas Béticos con la Cordillera Penibética en cuyo centro se encuentra Sierra Nevada. El pico más alto de esta es el Mulhacen (3478 m). Es la cumbre más alta de la Península Ibérica. También hay llanuras que se destacan por su riqueza agrícola. Las más importantes son la Huerta Valenciana (entre los ríos Turbia y Júcar) y el Campo de Cartagena.
La zona Mediterránea está bañada por el Mediterráneo que es un mar casi cerrado, de aguas templadas y oleaje suave. La costa, en general, es baja y arenosa, a excepción del norte de la costa catalana. Las costas del archipiélago Balear son altas y rocosas, con abundantes playas.
Los ríos de la vertiente mediterránea son, en general, cortos y poco caudalosos. Van casi secos en verano. En Cataluña los ríos que nacen en los Pirineos tienen más caudal y son aprovechados para la producción de energía eléctrica para la industria. Los ríos de las comunidades valenciana y murciana se utilizan para el riego de la huerta y la producción de la energía. En las islas Baleares no existen cursos de agua permanentes. Pero las condiciones del suelo permiten la filtración del agua de lluvia, creándose así corrientes de agua subterránea.
El clima mediterráneo tiene inviernos suaves y veranos largos y calurosos. Las precipitaciones, escasas e irregulares, suelen darse en primavera y otoño.
Las especies vegetales naturales que predominan son las encinas, el alcornoque y el pino. Hay, además, extensas zonas de clima cálido y seco donde se ha formado el monte bajo.
En la zona mediterránea se dan varios tipos de cultivo, según sean de secano o de regadío. Al secano pertenecen tales cultivos como el olivo, la viña y los cereales, y también — las plantas industriales: la caña de azúcar, el esparto y el azafrán. Al regadío pertenecen los cultivos de la huerta: los tomates, pimientos, zanahorias y la lechuga. También se cultivan aquí cítricos y frutales.
La ganadería en la zona mediterránea no es tan importante como en el resto de España. En su mayor parte es estabulada.
El Mediterráneo ha sido desde antiguo uno de los mares más explotados en la pesca. Las especias más importantes son la sardina, el atún, el boniato, la langosta, las gambas y la merluza.
La cría y reproducción de las aves es una actividad importante en la zona de Tarragona.
La zona Atlántica está situada en la parte septentrional de la península Ibérica y recibe el nombre del océano que baña sus costas.
Podemos dividir la zona Atlántica en tres partes, teniendo en cuenta la situación geográfica de las montañas y las características peculiares que las diferencian.
En la parte oeste encontramos el Macizo Galaico. Es un conjunto de montañas viejas, las más antiguas de la península, muy desgastadas por la erosión. Las alturas son escasas y los picos suaves.
En la zona central está la Cordillera Cantábrica, formada por las montañas de Asturias y Santander. Destacan, entre otros, los Picos de Europa (2 650m).
Los Montes Vascos están situados en la zona este. Separan la Cordillera Cantábrica de los Pirineos. No son montañas altas. Intercaladas entre las montañas, hay pequeñas llanuras.
Esta zona está bañada por el océano Atlántico que recibe el nombre del mar Cantábrico en la franja litoral. Sus aguas son profundas, con grandes y tempestuosas olas. La cercanía de las montañas al litoral hace que, en general, las costas sean altas y acantiladas, excepto en Santander.
Esta es la región más húmeda de la península Ibérica porque recibe plenamente las influencias de los vientos del oeste cargados de humedad. Las lluvias son constantes durante todo el año. Los vientos producen también fuertes temporales, ya que son violentos y pueden llegar a tener carácter huracanado.
Los ríos son cortos y caudalosos debido al clima y a la proximidad de la cabecera de los ríos al mar.
Debido a la temperatura moderada y a las constantes precipitaciones, la vegetación de la zona Atlántica es abundante. Predominan robles, hayas, castaños que crecen en los frondosos y cuantiosos bosques. También hay muchos pastos.
Los cultivos predominantes de esta zona son: el maíz y las plantas forrajeras. Un cultivo importante de la zona asturiana son los manzanos. Su fruto es utilizado para la producción de sidra.2
En esta zona tan húmeda, los prados son utilizados para apacentar los rebaños. Predomina la ganadería vacuna. Ello ha dado ocasión a la instalación de industrias derivadas, como las lácteas.
En esta zona es importante destacar la pesca de altura3 y la recogida de mariscos.
La Depresión del Ebro es una región en forma triangular, limitada al Norte por los Pirineos y los Montes Vascos; al Sur por la Cordillera Ibérica; y al Este, por los Montes Costero-Catalanes.
El Ebro discurre casi por el centro de la depresión y en su desembocadura forma un amplio delta. Por su longitud (908 Km) ocupa el segundo lugar de los ríos españoles, después del Tajo4 y el primero por su caudal. Nace en la Cordillera Cantábrica y desemboca en Tortosa.
Se dan en la Depresión del Ebro dos tipos de clima:
Existe un fuerte contraste entre las zonas montañosas de los Pirineos, con extensos bosques de abetos, hayas y pinos, y las zonas semiáridas con la escasa vegetación de tipo estepario o monte bajo.
En los regadíos del Ebro se desarrolla una rica agricultura de huerta, especialmente hortalizas y arroz.
La ganadería más explotada de esta zona es el ovino y el vacuno.
La Depresión del Guadalquivir está situada en la parte occidental de Andalucía y se halla recorrida por el río Guadalquivir y sus afluentes. La limitan dos sistemas montañosos: la Sierra Morena y el Sistema Bético.
La parte central es llana y se abre al Atlántico por el golfo de Cádiz, donde desemboca el Guadalquivir. La costa es baja y arenosa. En la desembocadura hay dunas.
La Depresión del Guadalquivir tiene un clima mediterráneo; pero, al estar abierta al Atlántico, recibe influencias del clima atlántico.
Situada en la parte meridional de la Península, esta depresión es una de las regiones más cálidas. Las precipitaciones son escasas: cuando las hay, se dan en primavera y otoño.
El Guadalquivir nace en el Sistema Bético, en la Sierra de Cazorla y desemboca en Sanlúcar de Barrameda5 (no lejos de Sevilla) en la provincia de Cádiz, después de un recorrido de 560 Km. Es navegable hasta Sevilla y esto le distingue del resto de los ríos españoles que en la actualidad no son navegables.
Los tipos de árboles, que más abundan son las encinas y el alcornoque. En las zonas más secas encontramos matas como el tomillo, el remero y el esparto.
Se dan dos formas de agricultura: secano y regadío.
La ganadería que más abunda en esta zona es la caballar, lanar, mular y de cerda. Muy característicos de esta región son los toros, utilizados casi exclusivamente en las fiestas taurinas.
Huelva y Cádiz6 tienen importantes puertos pesqueros. Su actividad pesquera se desarrolla en el Atlántico.
El archipiélago Canario está situado en el océano Atlántico frente a la costa oeste de África. Está formado por siete islas: Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife, Las Palmas, Gomera y Hierro. Su extensión total es de 7 273 Km2 aproximadamente.
El relieve de estas islas es montañoso y de origen volcánico. Esta proporciona unos suelos ricos para el cultivo. La mayoría de sus montañas son volcanes y algunos de ellos permanecen en actividad atenuada. Destaca Teide, en la isla de Tenerife, que es, además, montaña más alta de España. Tiene una altura de 3 710 m. Las islas occidentales tienen costas altas, rocosas y recortadas. Las islas orientales tienen playas arenosas.
El clima del archipiélago está muy influenciado por los vientos secos y cálidos que le llegan del desierto africano. Tiene temperaturas suaves durante todo el año y lluvias muy escasas.7
La vegetación natural consta de especies diversas: unas almacenen agua, como el cacto, otras necesitan poca, como el matorral. También hay pinos, eucaliptos y palmeras.
Los habitantes de las islas han hecho un gran esfuerzo para tener su propia agricultura. El cultivo de la huerta está basado especialmente en la plantación de tomates (primera producción de las islas), que se exportan a la Península y a los mercados exteriores. Es importante también la producción de tabaco, plátanos y otros frutos tropicales ya que se venden en el gran mercado nacional e internacional.
Por el tipo de clima y las características del suelo hay poca ganadería. El ganado que se cría es el ovino, pero en poca cantidad.
Según la Constitución de España, aprobada en referéndum por la gran mayoría de los españoles el 6 de diciembre de 1978, la forma política del Estado Español es la Monarquía Parlamentaria. El jefe del Estado español es el rey don Juan Carlos I de Borbón, el nieto del último rey de España, Alfonso XIII. Él juró como rey ante las Cortes el 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte del general Franco.8
La monarquía española es hereditaria. El heredero de la Corona es el Príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, hijo de los Reyes de España.
El Rey representa a la nación española y es el jefe supremo de las Fuerzas Armadas.
También nombra al Presidente del Gobierno, que debe ser siempre el candidato propuesto por las Cortes Generales.
El parlamento de España se llama Las Cortes Generales que representan hoy al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado. El Congreso de los Diputados está formado por 350 diputados y el Senado – por 250 senadores. Los Diputados y los Senadores son elegidos cada cuatro años por los ciudadanos mayores de dieciocho años. Las principales funciones de las Cortes son dos:
El Gobierno es la institución del estado encargada de ejecutar las leyes. El Gobierno toma decisiones sobre temas que afectan a todos los ciudadanos españoles. El Gobierno está formado por el Consejo de Ministros. Al frente del Consejo de Ministros está el Presidente del Gobierno. El 4 de mayo de 1996 como Presidente fue elegido José María Asnar del Partido Conservador-Liberal. Y el 14 de marzo de 2004 – José Luis Rodríguez Zapatero del Partido Socialista.
La bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo amarilla de doble anchura que cada una de las rojas.
El escudo del país es el resumen de toda la historia de España. En él están representados todos los reinos que se unieron para formar la actual España:
El escudo simboliza la unión de todas las tierras de España en el pasado, el presente y el futuro.
Administrativamente España está dividida en 17 Comunidades Autónomas, a saber: Andalucía (con Ceuta y Melilla en África), Aragón, el Principado de Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla – La Mancha, Castilla – León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, La Rioja, Madrid, Murcia, Navarra, País Vasco. También el Estado español tiene las divisiones administrativas menores. Son provincias (50) y municipios.
La lengua oficial de España es el español, pero se consideran también otras lenguas oficiales que se hablan en las autonomías nacionales: el gallego, el vasco, el catalán.
En España viven unos 40 millones de habitantes. Por su población absoluta, España ocupa el quinto lugar entre los países de Europa.
La península Ibérica ha sido visitada, conquistada, colonizada y poblada por una gran variedad de los pueblos a lo largo de su historia.
No se sabe en realidad quienes fueron los primeros pobladores de España. Hoy se tiene como primitivos pobladores de la Península a los iberos y celtas.
Denominamos iberos al conjunto de pueblos que habitaban en el litoral mediterráneo de la Península y tenían una cultura común.
Los iberos basaban su economía en la agricultura y la ganadería. El suelo era propiedad de la tribu y su explotación era de tipo comunal. La explotación de las minas y el desarrollo urbano fueron muy intensos. Los iberos tenían santuarios donde depositaban unas pequeñas figurillas dedicadas a los dioses como súplica o agradecimiento.
Las tribus iberas solucionaban los problemas a través de asambleas. Los hombres se dividían en libres y esclavos.
En la guerra entre las tribus utilizaban el sistema de guerrilla.
Entre los restos arqueológicos de los iberos que se conservan en España destacan los monumentos funerarios, los restos de antiguas murallas y, especialmente, sus bellas esculturas, como la Dama de Elche, la Dama del Cerro de los Santos y la Dama de Baza.
Los pueblos celtas, procedentes de Europa, se extendieron por gran parte de la Península, agrupándose en ciudades y tribus organizadas de modo independiente.
Los celtas, al igual que los iberos, basaban su economía en la agricultura y en la ganadería. Adoraban la naturaleza y eran politeístas.
Las manifestaciones artísticas de los celtas tuvieron menor importancia que las de los iberos. Se conservan restos de los típicos poblados fortificados celtas (denominados castros) y representaciones escultóricas de animales, como los Toros de Guisando en la provincia de Ávila.
De los iberos y celtas procede el nombre de los celtíberos que habitaban en el centro de la Península.
Hacia el siglo VIII a. n. e. los fenicios, que habitaban en el territorio de la Siria actual, llegaron en sus barcos a las costas andaluzas. Ellos fueron el primer pueblo colonizador que llegó a la Península, donde fundaron la ciudad de Gadir (Cádiz) hacia el año 1000 a. n. e. También fundaron sus colonias en Almuñecar y Adra.
Los fenicios comerciaban con los tartesios y adquirían plata y plomo a cambio de aceite. Gadir fue el emporio (un centro grande) de los metales; en esta ciudad se almacenaban para su exportación.
Los fenicios introdujeron en la Península el uso del alfabeto y la moneda, mejoraron las técnicas de explotación de los yacimientos mineros y enseñaron a los indígenas a realizar la salazón del pescado.
Los griegos9 en competencia con los fenicios, mantuvieron un activo comercio con los habitantes de la Península.
En el siglo VII a. n. e. llegaron hasta las costas de España, a la que llamaron Hesperia, nombre que significa país del extremo occidente.
Los griegos fundaron Mainake (cerca de Málaga) hacia el año 650 a. n. e. y Ampurias (Gerona), localidad ésta cuyas ruinas pueden ser admiradas todavía y donde se han realizado importantes hallazgos, como la cabeza de Artemisa.
Cartago se encontraba en la costa Nordeste de África, muy cerca de lo que es hoy la ciudad de Túnez. Los cartagineses dominaron las colonias fenicias en la península Ibérica en el siglo V a. n. e. y fundaron la ciudad de Cartagena.
El general cartaginés Aníbal10 atacó Sagunto, que era una ciudad aliada de Roma. La ciudad, ante el asedio, no se rindió. Los saguntinos prefirieron arrojarse al fuego antes que entregarse al enemigo. Aníbal marchó con sus tropas sobre Italia; entonces los romanos decidieron llevar la guerra contra los cartagineses a la Península.
El general romano Publio Cornelio Escipción11 logró expulsar de la península Ibérica a los cartagineses e inició su conquista la cual se desarrolló en tres etapas:
Puede decirse que, con la romanización de la Península, muere Iberia frente al nacimiento de Hispania.14
Los diversos pueblos peninsulares asimilaron la cultura y la organización política y económica de Roma. Es necesario subrayar que fueron los romanos el pueblo que mayor huella dejó en la cultura española.
Los habitantes de la Península adoptaron el latín como lengua común, adoptaron los cultos romanos y, posteriormente, el cristianismo se convirtió en la religión mayoritaria.
Las leyes de los romanos (el Derecho romano) también se aplicaron en la Península. Cuando se concedió la ciudadanía romana a los habitantes de Hispania, éstos tuvieron los mismos derechos que los ciudadanos de Roma. Las instituciones y las formas de gobierno en la península Ibérica eran similares a las de Roma.
Los romanos dividieron la Península en provincias. Cada provincia estaba gobernada por un pretor. La organización municipal de hoy — el Ayuntamiento — es de origen romano. La capital de los romanos en la Península se encontraba en la ciudad de Barcelona.
Gracias a su mayor contacto con Roma, el este y el sur de la Península fueron más intensamente romanizados que el resto de la Península.
De los romanos en el territorio español se quedaron muchas construcciones diferentes:
Los acueductos que permitían salvar grandes desniveles y conducir el agua desde los manantiales y los lagos hasta los puntos deseados. En España destacan los acueductos de Segovia, de Tarragona y los tres existentes en Mérida.
Para la construcción de las calzadas, Roma no reparaba en gastos; se buscaba la línea recta que acortarse las distancias y se salvaban obstáculos (como ríos, pendientes o montañas) mediante puentes e incluso mediante túneles. Los puentes fueron piezas claves en las comunicaciones romanas. Existen magníficos ejemplos de grandes puentes romanos, como el puente de Alcántara en la provincia de Cáceres sobre el río Tajo, cuyos arcos centrales miden 36 metros. Otro importante puente es el de Mérida sobre el río Guadiana (Badajoz), que tiene sesenta ojos y mide 792 metros.
Los arcos de triunfo se erguían para celebrar los éxitos de los emperadores y generales romanos. En España destacan los de Bará (Tarragona) y Medinaceli (Soria).
Entre las construcciones romanas que se conservan en el territorio español también hay que mencionar el teatro de Mérida, que se encuentra muy bien conservado.
España a su vez dio a Roma escritores y emperadores ilustres. Es bastante decir que el filósofo Séneca15, que escribió numerosas obras filosóficas y literarias, los escritores Lucano y Marcial, el pedagogo Quintiliano, así como los emperadores Trajano, Adriano y Teodosio, fueron españoles relevantes.
A partir del siglo III, el Imperio romano dejó de conquistar nuevos territorios. El potente ejército imperial había perdido su antigua fuerza. Por eso las fronteras se habían quedado indefensas frente a la amenaza de los pueblos germanos o bárbaros como los llamaban los romanos.
Algunos de estos pueblos se establecieron en provincias romanas como federados del Imperio para defenderlas de cualquier ataque exterior.
Por otra parte, el ejército romano acogió en sus filas a guerreros germanos y los situó en las zonas más estratégicas y peligrosas. Algunos guerreros germanos llegaron a ocupar altos cargos en el ejército. A este respecto podemos referirnos a Estilicón general romano de origen vándalo, que se casó con Serena, sobrina del emperador romano Teodosio.
Con la caída del último emperador de Occidente, Rómulo Augusto, en el año 476, el poder imperial desapareció. Los germanos tomaron la soberanía de las tierras que habían ocupado, y Europa quedó dividida en pequeños reinos en los que los gobernantes eran germanos y el pueblo era casi enteramente romano.
Los visigodos, uno de aquellos pueblos germánicos, se establecieron inicialmente en el sur de Francia como enviados del Imperio romano para expulsar de la península Ibérica a otros pueblos que la habían invadido anteriormente.
Tras ser derrotados por los francos, los visigodos establecieron su dominación sobre la península Ibérica.16
Los visigodos dominaron fácilmente toda la península Ibérica y mantuvieron la misma organización política y la misma división en provincias de la época romana.
En el año 552 al trono de los visigodos subió Leovigildo. Él logró la unidad territorial del reino visigodo. Estableció la administración basada en la división del territorio. Trasladó la capital de Barcelona a Toledo, lo que sirvió para centralizar la organización del reino.
Quiso imponer el arrianismo17 en todo el reino, lo que produjo un descontento entre los católicos, siendo su hijo Hermenegildo el jefe de la sublevación contra Leovigildo. Hermenegildo fue derrotado y decapitado.
El rey Recaredo I (516—601), otro hijo de Leovigildo, logró la unidad religiosa. En el Tercer Concilio de Toledo18 adoptó el catolicismo como religión oficial y única del reino visigodo.
Una de las resoluciones de este concilio fue la de excluir a los judíos de los cargos públicos. El rey Sisebuto puso a los judíos en la disyuntiva de bautizarse o emigrar. Otro rey, Égica, dictó también leyes contra los judíos.
Los visigodos trajeron consigo el germen de su decadencia. El principio de la monarquía electiva provocó guerras civiles entre las familias más notables y la intervención extranjera en favor de alguno de los contendientes. Cuando fue proclamado el último rey visigodo, don Rodrigo, sus enemigos pidieron ayuda a los musulmanes del norte de África para tratar de derrocarle.
Así, en el año 711, un gran ejército de 7 000 beréberes19 enviado por Muza, gobernador del norte de África, derrotó a las tropas de don Rodrigo en la batalla del río Guadalete, poniendo fin al dominio visigodo.
Desde el año 711, los musulmanes permanecieron en España durante casi ocho siglos.
Tras la victoria de Guadalete sobre los visigodos en el año 711, los musulmanes conquistaron la península Ibérica, excepto una franja montañosa, al Norte, donde se reorganizaron los cristianos. La península, con el nombre de Al-Andalus, quedó convertida en una provincia dependiente del califato de Damasco. El primer valí (gobernador) de la península Ibérica fue Abd-al-Aziz, hijo de Muza.
Más tarde el omeya Abderramán I20 se proclamó emir, es decir, se hizo políticamente independiente del califa. Él mantuvo unidas sus tierras y logró contener a los reyes cristianos del Norte. La capital del emirato se encontraba en la ciudad de Córdoba.
Abderramán III21 se proclamó califa, es decir, jefe político y religioso, con lo que la independencia de Al-Andalus fue total.
En la época califal, Al-Andalus tuvo su mayor esplendor político, cultural y militar.
A fines del siglo X, Almanzor22, quien fue el primer ministro del califa Hixem II23, pero gobernó como si fuera el propio califa, devastó en continuas expediciones guerreras los reinos cristianos.
En una de sus expediciones penetró en Galicia y llegó a Santiago de Compostela, de donde hizo llevar a Córdoba a los hombros de los cristianos las puertas y las campanas del santuario. Almanzor también conquistó e incendió Barcelona. Fue derrotado y capturado en la batalla de Calatañazor en el año 1002.
Tras su muerte el poder de los califas quedó muy debilitado. Finalmente, el califato desapareció en el año 1031. Tras la desaparición del califato se crearon muchos reinos independientes, llamados taifas. Los más importantes reinos taifas fueron los de Toledo, Sevilla, Zaragoza, Granada y Valencia.
El reino taifa de Granada fue el último en la tierra española, existió hasta 1492.
Los musulmanes asimilaron unos conocimientos procedentes de países que habían tenido una importante civilización, como Grecia, Persia, la India y China. Así, gracias a los musulmanes muchas ciencias y técnicas se conocieron en Europa.
La civilización árabe echó hondas raíces en todos los aspectos de la vida hispana. Los árabes introdujeron en España el cultivo del naranjo, del limonero, del granado, de la caña de azúcar, del café, algodón y dieron gran impulso al sistema de riego.
Crecieron las ciudades. En la época de mayor esplendor del Califato de Córdoba, Granada llegó a tener medio millón de habitantes y Córdoba y Sevilla24 cuatrocientos mil.
A diferencia del resto de Europa, en la España árabe casi no había analfabetos. Existían muchas escuelas, la enseñanza era de dos grados. En Córdoba había 27 escuelas superiores, 70 bibliotecas. Los árabes por primera vez en Europa introdujeron en el siglo XI la producción de papel. Todavía hoy utilizamos las llamadas cifras arábicas que fueron difundidas por Europa precisamente a través de los musulmanes españoles.
En los siglos X—XII la España árabe es el centro más importante de la ciencia europea. España dio al mundo grandes astrónomos, matemáticos, médicos, etc. Entre ellos se destacó el sevillano Abenzoar, considerado el fundador de la farmacología y maestro de uno de los ilustres médicos y filósofos de su época Avicena25.
Gran impulso recibieron la geografía, la historia, la botánica, las ciencias humanísticas.
También alcanzó gran desarrollo la arquitectura. Las principales construcciones musulmanes fueron de dos tipos: mezquitas26 y palacios.
En España se conservan muchos monumentos arquitectónicos de gran valor, como son la Mezquita de Córdoba, el bello palacio de Alfarería en Zaragoza, la famosa Giralda de Sevilla.
La monumental Alhambra de Granada es uno de los monumentos arquitectónicos más sobresalientes del siglo XIV. Es un espléndido conjunto de construcciones situado al pie de Sierra Nevada. Está formada por una fortaleza y una serie de palacios. Los palacios están construidos en torno a patios con fuentes.
La Reconquista, o sea, la lucha de los españoles para recuperar las tierras conquistadas por los árabes, se inicia casi inmediatamente después de la invasión. Es un período largo en la historia de España, pues comprende ocho siglos.
El desarrollo de la Reconquista está condicionado por las circunstancias históricas, pero también por las características geográficas de la Península. Las cordilleras que recorren la Península de Este a Oeste son como barreras que, de Norte a Sur, paralizan durante algún tiempo la Reconquista, en distintas épocas.
La Reconquista tuvo una gran influencia en el desarrollo histórico del país. A la Reconquista deben los españoles la formación, siglo tras siglo, de las regiones históricas de España.
Los árabes nunca pudieron dominar las zonas montañosas del Norte y en ellas surgieron los núcleos de resistencia, los reinos cristianos, con los que se inició la Reconquista.
El primer reino que se constituyó fue el reino de Asturias con la capital en la ciudad de Oviedo. Su primer rey, un noble visigodo llamado Pelayo27, dio la batalla a las tropas del emir encabezados por Alcama en Covadonga28 (Asturias) el 28 de mayo de 718 venciendo a los moros en la tierra astur.
Para el siglo X el reino de Asturias pasó a nombrarse el reino de León por trasladarse la capital a la ciudad de León.29 A este Estado también le pertenecían las tierras de Castilla.30
Castilla se formó a partir de unos pequeños condados situados en el este del reino leonés, justo en la frontera con la España musulmana. Las grandes llanuras castellanas no eran territorios apropiados para poder frenar las incursiones musulmanas, por lo que se construyeron numerosas fortalezas y castillos defensivos en estas regiones fronterizas. El nombre de Castilla proviene, precisamente, del gran número de castillos que se construyeron en estas tierras.31
Es sabido que a principios del siglo X habían sido reconquistadas ya las tierras del Duero occidental y durante algún tiempo este río fue la frontera entre los españoles y árabes.32
Ya sabemos que a principios del siglo XI el Califato desaparece y surgen los reinos de taifas. Ellos debilitaron el poderío musulmán al dividir sus fuerzas, por un lado y, por otro, al sostener continuas guerras entre sí. No obstante, la Reconquista no fue fácil porque también existían rivalidades entre los reinos cristianos.
Con la aparición de los reinos de taifas se inicia la segunda etapa de la Reconquista. En esta época en el este se fortalece el reino de Navarra33 y se independiza el condado de Cataluña. Al mismo tiempo nacen tres nuevos reinos: Castilla, Aragón y Portugal. Aragón adquirió mucha importancia después de la toma de Zaragoza en 1118. Algunos años después Aragón y Cataluña se unieron en la llamada Corona de Aragón.
Como cualquiera etapa histórica la Reconquista tuvo sus héroes. El más conocido es Don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Él nació en Burgos en el primer tercio del siglo XI. Sirvió de alférez del rey Sancho II el Fuerte, asistió con él al sitio de Zamora. A la muerte del rey, el Cid hizo jurar a su heredero Alfonso VI que no había tenido parte en la muerte de su hermano por lo que fue desterrado. Fuera de su Patria venció en muchas batallas, conquistó en 1094 la ciudad de Valencia donde gobernó hasta su muerte en 1099.34
La vida y las hazañas de Don Rodrigo Díaz de Vivar fueron cantadas en el primer poema épico en lengua castellana: «Cantar del Mío Cid».
El segundo período de la Reconquista lo corona la trascendental batalla de las Navas de Tolosa que tuvo lugar en el año 1212.35
La victoria cristiana en la batalla de las Navas de Tolosa inició la decadencia definitiva del poder musulmán en la Península.
A partir de aquel momento Portugal va a conquistar las provincias meridionales. Así se libera toda la Depresión del Guadalquivir. Jaime I de Aragón, llamado el Conquistador, se apodera de las Baleares, de Valencia y de Murcia.
De 1270 a fines del siglo XV la Reconquista se paraliza.
Sólo el 2 de enero de 1492 el último baluarte de los árabes en el territorio de la Península, Granada, fue tomado por asalto. El rey árabe, Boabdil el Chico, entregando al rey español Fernando el Católico las llaves de la ciudad, dijo: «Estas son, señor, las llaves de este paraíso»36.
La obra de la Reconquista quedaba terminada.
En 1469 se celebró secretamente en Valladolid el matrimonio entre Isabel37 (1451–1504), heredera de la Corona de Castilla, y Fernando (1452–1516), heredero de la Corona de Aragón.
Isabel y Fernando se casaron en secreto debido a la oposición de gran parte de la nobleza castellana a este enlace. Los nobles castellanos pensaban que mediante este matrimonio Castilla quedaría sometida a las decisiones del heredero de la Corona de Aragón.
En 1474, al morir su hermano Enrique IV, Isabel fue proclamada reina de Castilla. En 1479, al morir su padre Juan II, Fernando fue proclamado rey de Aragón. De este modo se produjo la unión dinástica de los dos reinos principales de la península.
Isabel y Fernando son conocidos con el nombre de Reyes Católicos38 y gobernaron conjuntamente, aunque cada uno de ellos sólo se consideró rey de su propio reino y tanto Aragón como Castilla conservaron sus leyes y sus órganos de gobierno propios.
La primera tarea que se impusieron los nuevos reyes fue pacificar el país. Lo realizaron con la ayuda de la iglesia. Fue establecido el Tribunal de la Inquisición (1480) para castigar a los herejes.
El reinado de los Reyes Católicos es fundamental para la historia de España. Unificaron cuatro de los cinco reinos que había en la Península: Castilla, Aragón, Granada y Navarra empezando la formación de España. Iniciaron una política de expansión en Europa, América y norte de África, e incorporaron a la Corona las islas Canarias.
La unificación territorial:
La guerra de Granada empezó con el ataque lanzado por las tropas granadinas sobre Zahara en 1482, al que respondieron enérgicamente los Reyes Católicos, quienes, tras conquistar las ciudades situadas en los extremos del reino, sitiaron Granada y, por fin, el 2 de enero de 1492, el rey de Granada, Boabdil39, entregó las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos.
La conquista de Canarias. Con la ocupación de Gran Canaria, La Palma y Tenerife en el año 1496 se culminó la conquista de las islas Canarias.
La anexión de Navarra. La invasión en 1512 del reino de Navarra por las tropas de Fernando el Católico terminó con la rendición de Pamplona y la anexión de Navarra a Castilla, aunque Navarra conservó sus fueros40 y sus instituciones.
La política Ibérica de los Reyes Católicos:
Los Reyes Católicos querían consolidar una gran potencia que dominara toda la península y controlara el estrecho de Gibraltar. Para esto buscaron la anexión de Portugal mediante enlaces matrimoniales. Del matrimonio de su hija María con don Manuel, rey de Portugal, nació Isabel, que sería la madre de Felipe II. Precisamente por ello la Corona portuguesa recayó en Felipe II en el año 1580. También ellos conquistaron varios plazos en el norte de África. El gran impulsor en esta empresa fue el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros (1436—1517). Con la conquista de las ciudades de Melilla, Oran, Bukía y Trípoli, España se convirtió en la primera potencia del Mediterráneo.
La política internacional de los Reyes Católicos:
Los Reyes Católicos, sobre todo don Fernando, tuvieron un objetivo prioritario en su política exterior: aislar a Francia. Para ello buscaron alianzas, por medio de enlaces matrimoniales, tanto con Inglaterra como con el Imperio alemán.
En el año 1492 sucedió un hecho de trascendencia mundial: el 4 de agosto de este año del puerto de Palos partió la escuadra de carabelas españolas capitaneada por Cristóbal Colón. Esta escuadra, dirigiéndose siempre al oeste, el 12 de octubre llegó a una pequeña isla Guanahaní en el archipiélago de las Antillas. Así fue descubierto el Nuevo Mundo que más tarde recibió el nombre de América.
Como el resultado de los cuatro viajes de Cristóbal Colón fueron descubiertas las islas de Cuba, Jamaica, Haití, Puerto Rico y las costas de Venezuela y de la América Central. De las tierras descubiertas a España corrió un chorro de oro, de plata, de piedras preciosas y de otras riquezas. Pero se enriquecían sólo los reyes, los nobles más altos y los jefes de la iglesia Católica. Mientras tanto, los campesinos y los artesanos se empobrecían aún más.
Cristóbal Colón enriqueció España, pero él mismo murió en 1506 en Valladolid, casi olvidado y en miseria.
España entró en el siglo XVI como el estado más poderoso de Europa. Como resultado del matrimonio de la hija de Isabel La Católica, Juana La Loca, con Felipe I, El Hermoso, de Austria, España se apoderó de los Países Bajos41 — una de las más ricas y desarrolladas regiones de Europa.
En el año 1516 el hijo de Juana y de Felipe, Caros I, se hizo rey de España. En el año 1519 él también fue elegido emperador de Alemania bajo el nombre de Carlos V. Así, bajo el poder de España se concentraron el reino de Nápoles en Italia, las islas Sicilia y Cerdeña, varios territorios en el Norte de Italia, los Países Bajos y las tierras alemanas y austriacas de la dinastía de los Habsburgos. Mientras tanto, en otras partes del mundo continuaban los descubrimientos geográficos aumentando las riquezas y las colonias de España.42
Bajo el poder del rey Carlos I se encontraron las tierras en cuatro partes del mundo conocidas entonces: en Europa, África, América y Asia. En el imperio español «nunca se ponía el sol».
En la segunda mitad del siglo XVI en España reinó el hijo de Carlos I, Felipe II. Ese rey, muy fanático en su catolicismo, toda su vida llevó las guerras cuyo resultado fue muy desagradable para España. Fue vencida su «Armada Invencible»43, se independizó el Norte de los Países Bajos. España perdía su fuerza política y sus posiciones económicas.
En el siglo XVII la situación en España empeoró, sobre todo durante el reinado de Felipe IV y Carlos II. La dinastía de los Habsburgos poco a poco decaía. España perdió muchas de sus colonias.
Después de la muerte de Carlos II en 1700, el trono quedó vacante. Por el testamento de Carlos II subió al trono de España el duque de Anjou con el nombre de Felipe V. Con él empezó a reinar en España la Casa de los Borbón (1701). Felipe V era también heredero del trono de Francia, lo que significaba la posible unión de España y Francia. No deseando que se fortaleciese Francia, Inglaterra creó la «Gran Alianza» en la que además de Inglaterra entraron Austria, Holanda, Portugal y el Reino de Saboya. Estalló la guerra conocida en la historia como «La guerra de sucesión» que duró hasta 1713 y terminó con el fracaso de Francia y España.
Sin embargo Felipe V fue reconocido como rey de España con la condición de que renunciase al trono francés.
España perdió en esas guerras entre otros territorios Gibraltar (1704) que en 1713 el tratado de Utrecht reconoció oficialmente como el territorio de la Gran Bretaña.
Los primeros reyes de la dinastía de los Borbones no eran capaces de gobernar el país. Solamente durante el reinado de Carlos III (1759—1788) la situación en España se mejora con la introducción de algunas reformas que contribuyeron al desarrollo del capitalismo en el país. El período de gobierno de este rey es conocido como «el despotismo ilustrado». La educación en esa época comienza a ser considerada como el servicio público. Se abren las escuelas de niños en todos los pueblos importantes. De su reinado arranca también la transformación de la Universidad, aparece el periodismo, se activita mucho la construcción de las Residencias Reales.
La figura de la transición del siglo XVIII al XIX, uno de los genios reconocidos de la pintura universal es Francisco José Goya y Lucientes. Su larga vida se convirtió en un lienzo vivo y palpitante que sobrevivió la trágica, pero muy valiente historia de la España napoleónica y que conservó la auténtica encarnación del carácter español, tan patriótico y tan orgulloso. Es que Goya fue el pintor cortesano de Carlos IV y ante sus ojos «se tejía» la política.
En 1789 España declaró la guerra a la Francia revolucionaria y la perdió. Desde 1792 el director de la política española fue Manuel Godoy.
España por llevar tantas guerras durante casi 150 años sufría una crisis económica desastrosa.
Napoleón llegó al poder en Francia a comienzos del siglo. Además de un gran general era un hombre muy hábil y astuto y tentó la vanidad de Godoy, prometiendo hacerle rey de los Algarbe, en Portugal, si dejaba pasar por España a las tropas francesas que habían de conquistar Portugal. Godoy cayó en el lazo que le tendía Napoleón y un poderoso ejército francés entró en España.
Las tropas napoleónicas ocuparon todo el Norte de España, lo que provocó la protesta del pueblo y Carlos IV abdicó al trono en favor de su hijo Fernando VII. En el mes de mayo de 1808 entraron en Madrid las tropas napoleónicas. Napoleón nombró rey de España a su hermano José Napoleón.
El 2 de mayo de 1808 tenía que salir para Francia el infante Francisco de Paula. El infantito se negaba a salir lo que dio lugar al alzamiento de todo Madrid. La sublevación del 2 de mayo (más conocida como el motín de Aranjuez) fue cruelmente reprimida, pero levantó en armas a toda España contra el invasor, comenzando así la guerra por la Independencia nacional. En julio de 1808 capituló en Bailén el general francés Dupont. Como consecuencia de aquel desastre los franceses se replegaron detrás del Ebro y el rey José huyó de Madrid.
Napoleón en persona emprendió la marcha hacia Madrid e instaló de nuevo a su hermano en el trono real. La guerra continuó. Los franceses fueron vencidos. En 1812 José abandonó definitivamente la capital española.
La regencia que se instaló en Cádiz convocó las Cortes de Cádiz que proclamaron la famosa Constitución de 1812. Ella se basaba en los siguientes pilares básicos:
Después de la derrota de Napoleón Fernando VII regresó al trono español y restableció el absolutismo. Empezó la época «negra» con las persecuciones y represiones.
Todo eso provocó el descontento y la preparación de la revolución de los años 1819—1823 cuyo héroe principal fue el coronel Riego. Las ideas de la Constitución de 1812 triunfaron pero para un período muy corto. Los esfuerzos unidos de Rusia, Prusia y Austria ayudaron a ahogar en sangre la revolución.
Hasta los finales del siglo XIX en España tuvieron lugar tres revoluciones acompañadas por las llamadas «guerras carlistas». Hasta hubo período en que España fue una república, pero en 1874 fue restablecida la monarquía en la figura de Alfonso XII, nieto de Fernando VII. Alfonso XII reinó solamente hasta 1885 a causa de su muerte prematura. Aquel mismo año nació su hijo Alfonso que subió al trono con el nombre de Alfonso XIII en 1902 al cumplir 16 años.
El siglo XX comenzó con el reinado de Alfonso XIII. España después de perder sus últimas colonias se encontraba en una crisis política y económica. Sin embargo creció la actividad política de las masas trabajadoras, dirigidas por los socialistas y más tarde, desde 1921, también por los comunistas.
Desde 1923 hasta 1930 en España gobernó la dictadura militar del general Primo de Ribera, pero ya en 1930 triunfó la II República española. Los republicanos realizaron los cambios en el sistema político: concedieron la autonomía a los vascos y a los catalanes, separaron la Iglesia del Estado. Estos cambios bruscos molestaron a una parte de la población.
A causa de ello, antes de la Segunda Guerra Mundial España sufrió una terrible guerra civil. Empezó el 17 de julio de 1936 cuando Melilla, una colonia africana, se sublevó contra el Gobierno de la República. El general Francisco Franco tomó el mando de tropas. Pronto la sublevación se extendió por varias regiones del norte y del centro de España.
En pocos meses España se dividió en dos frentes, el republicano y el proclamado «nacional». Durante tres largos años las tropas republicanas poco a poco cedían su territorio. Las batallas más grandes se produjeron en torno de Madrid y Oviedo. En 1937, cuando los nacionales estaban a punto de tomar Oviedo, una gran cantidad de niños republicanos fue llevada a la URSS. Ellos pasaron a llamarse «los españoles del 37».
Durante el año 38 se produjo la batalla de Ebro, la más larga y horrorosa de toda la guerra. En diciembre los republicanos fueron derrotados, pero siguieron luchando. En las batallas contra los nacionalistas participaron las tropas rusas, norteamericanas y francesas, lo que es conocido como «Brigadas Internacionales». Sin embargo, cuando cayó Barcelona, los republicanos perdieron la esperanza. La mayoría de ellos emigró a Francia o a Alemania. Los comunistas continuaron luchando solos. Pero incluso en su campo hubo desertores, que se juntaban con las tropas nacionales.
El 1 de abril de 1939 la guerra civil se acabó con la victoria de Franco.
Una vez acabada la guerra, Franco permaneció como jefe del Estado y del Gobierno hasta su muerte en 1975. Acumuló todos los poderes en su persona. Durante la dictadura de Franco todos los partidos políticos estuvieron prohibidos. Franco prohibió también el uso público del catalán, vasco y gallego. Se produjo una serie de represiones contra los republicanos, muy parecidos a los de Stalin.
A causa de esto, muchos países cortaron las relaciones diplomáticas con España. Como la dictadura fue extremadamente dura, las únicas formas de oponerse al régimen eran las huelgas y los movimientos de protesta.
Después de la muerte de Franco, España volvió a ser una monarquía. El 22 de noviembre de 1975 el príncipe Juan Carlos de Borbón comenzó a reinar con el nombre de Juan Carlos Primero.
El rey abrió una etapa de transición política. Su objetivo fue implantar progresivamente un sistema democrático.
La transición hacía la democracia presentaba graves problemas. Por una parte, las fuerzas políticas más representativas del régimen de Franco querían mantener las leyes e instituciones franquistas. Por otra parte, las fuerzas políticas opuestas al franquismo pedían una nueva constitución y nuevos órganos del Gobierno.
El rey optó por llevar a cabo la reforma, pero partiendo de las instituciones franquistas. Aunque era una opción intermedia, evitaba un enfrentamiento entre los españoles.
Pronto se realizaron los siguientes pasos a la democracia. Se legalizaron los partidos políticos, incluido el Partido Comunista, lo que causó malestar entre los militares y los franquistas. Se concedió la amnistía a todos los presos políticos. Y, por fin, se dio estatuto de autonomía a Cataluña y al País Vasco.
El 15 de junio de 1977 se celebraron en España elecciones libres, un acto que no tenía lugar desde 1936. El 27 de diciembre de 1978 por la mayoría de los españoles fue aprobada la Constitución. Superado el golpe de estado del 23 de febrero de 1981, en 1982 llegó al poder el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) con Felipe González como el Primer Ministro. Este partido tuvo la mayoría absoluta en ambas Cámaras del Parlamento hasta 1993.
Según la Constitución España es un reino constitucional. La Constitución reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que integran España.
Uno de los problemas esenciales de la situación política en la España postfranquista fue (particularmente en los años 1976—1983) el terrorismo que adquirió formas monstruosas. Existieron muchas agrupaciones terroristas de derecha y de ultra izquierda culpables de la inestabilidad política en España. El terrorismo adquirió proporciones extraordinarias en el País de los Vascos, pero al mismo tiempo, utilizando la fama terrorista de los vascos, las organizaciones derechistas cometieron atentados en diferentes rincones del país.
El 4 de mayo de 1996 como Presidente fue elegido José María Asnar del Partido Conservador-Liberal y el 17 de abril de 2004 como Presidente fue elegido José Luis Zapatero del partido socialista.
España hoy día es un país auténticamente democrático. Fueron creados muchos institutos sociales que defienden los derechos de los españoles y particularmente de las capas más pobres de la sociedad.
Desde el 1 de enero de 1986 España es el miembro de la Comunidad Económica Europea (CEE). También, a partir del mismo año, es el miembro de la estructura no militar de la OTAN. Logra paulatinamente la reducción de la presencia militar americana en el país.44
Pero España trabaja activamente en la Conferencia Europea de Desarme y apoya todas las instalaciones políticas para la cooperación defensiva con otros países en el terreno de la lucha por la paz.
España mantiene las relaciones amistosas con muchos países del mundo. Con nuestro país las relaciones diplomáticas fueron restablecidas en febrero de 1977. Rusia fue visitada por el rey de España, el Presidente del Gobierno, el ministro de Relaciones Exteriores, las delegaciones de las Cortes, etc. En ambos países existen asociaciones de la amistad entre nuestros pueblos. En el cementerio Fuencarral fue inaugurado el monumento a los rusos perecidos en los años de la guerra nacional-revolucionaria defendiendo la república española.
España mantiene también las relaciones comerciales con muchos países incluyendo el nuestro.
Nuestra ciudad de San Petersburgo tiene la ciudad-hermanada en España que es Barcelona.